Saludos a todos, hoy les traigo una carta cadena de esas que
pululan por Internet, ¿quien no ha recibido una?
Bueno cuidadito pues, háganle caso o aténganse a las
consecuencias.
Pido disculpas si ofendo a alguien, especialmente a las
lectoras :-)
USTED TAMBIÉN PODRÁ HARTARSE DE SEXO a los cuatro días de
recibir esta carta, siempre y cuando continúe la cadena. Ya
que la carta debe dar la vuelta al mundo, debe hacer diez
copias y enviarlas inmediatamente.
Esto no es ninguna broma. No envíe dinero. Envíe copias a
personas que necesiten comerse algo antes de 96 horas.
Después de pasar esta carta, a un funcionario de abastos de
Santander se le atasco el pene en una maquina ordenadora y
experimento la serie de orgasmos mas larga de su vida. John
Elliot intento llevarse a casa a una prostituta, pero como
había interrumpido la cadena, la policía se lo llevo a el.
Cuando registraron su domicilio encontraron revistas de
niños pequeños que enseñaron a todos sus vecinos. En un
suburbio de París una erección incontenible le reventó los
pantalones a Don Loray 51 días después de haber interrumpido
la cadena. Sin embargo, antes de que esto ocurriera una
maquina de condones le dio tres por el precio de uno. ¿Un
premio de consolación?
Tenga en cuenta lo siguiente: Herbert Pudstrom recibió la
cadena en 1953. Le dijo a su secretaria que hiciera diez
copias y las enviara.
Pocos días después se la encontró en el barrio chino de
Copenhague ganando cuatro veces mas de lo que el le había
pagado nunca. En una ocasión el general George Patton, que
también envió la carta, creyó ver en la calle algo que
aprecia una moneda. Cuando se agacho a recogerla paso a su
lado una mujer impresionante en minifalda y pudo disfrutar
de una vista única. Heywood Dadditt, un onanista compulsivo
en paro, recibió la carta y olvido que tenia que enviarla
antes de 96 horas. Su esposa se fue a jugar a los bolos con
su mejor amigo y no volvió. Meses después, al encontrar la
carta, envió diez copias. A los pocos días conoció a otra
mujer y descubrió que durante todos aquellos años su antigua
esposa, que a el le aprecia una maravilla, se había portado
en la cama como una caballa muerta. Alan Fairchild recibió
la carta, pero no se la creyó y la tiro. Nueve días mas
tarde se le derramo un café ardiendo en la entrepierna.
En 1987 una joven de Texas recibió una carta muy desgastada
y casi ilegible, por eso no se dio cuenta de que este
párrafo hablaba de ella. Se prometió que volvería a
mecanografiarla y que la enviaría, pero entre unas cosas y
otras lo fue dejando. A partir de entonces se sucedieron los
problemas, entre otros un herpes genital y diversas
enfermedades venéreas que contrajo en sus fútiles intentos
de encontrar al hombre perfecto en bares de solteros. No se
había desprendido de la carta en 96 horas. Finalmente envió
las copias y al poco tiempo conoció a un hombre de medidas
excepcionales.
Pero no olvide el triste destino de un estudiante de la
universidad de Trent, Peterborough, que se envió la carta a
si mismo cinco mil veces por correo electrónico el mismo
día. Cuando iba a abandonar la sala de ordenadores una
extraña mujer se le acerco por detrás, le mordió una oreja y
le echo mano al paquete. El comprensible sobresalto le hizo
tropezar con unos cables mientras lanzaba un grito. Al
intentar frenar la caída agarrándose a un ordenador cercano,
unas babas que le habían salido de la boca (al gritar) se
introdujeron hasta las profundidades mas recónditas del
ordenador, y los tres (estudiante, extraña mujer y
ordenador) experimentaron un ciber-orgasmo simultáneo de
intensidad exponencial antes de explotar convirtiéndose en
una nube de datos humeantes.
Debe enviar al menos diez copias de esta carta antes de que
pasen 96 horas. Los que lo hagan tendrán una vida sexual
plena e intensa. Los que no, se verán condenados a pasar
largas veladas en compañía de utensilios mecánicos.
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